Tardes de verano. "Desde mi buhardilla"

Una calida tarde de verano, como cualquier otra del mes de Agosto en Madrid, bueno en la Comunidad de Madrid, porque en realidad me encuentro en Manzanares el Real, un lindo pueblecito muy acogedor.  Vengo dos veces al año, un mes cada vez, a pasarlo dedicada a mis padres, en esta ocasion elegi el mes de Agosto, afuera hay 36 grados, pero aqui en la buhardilla, si me quedo tranquilitahaciendo la siesta, es soportable.  Mi pequeña siesta, termino, y me dispongo a prepararme un buen cafe expreso,  para continuar escribiendo,  recordando cuando era pequeña, las tardes de verano, mi mama bajaba las persianas de mimbre para mantener el fresco dentro de la casa, eso si habia alguna brisa perdida que entraba por las rendijitas.  Siendo la mayor de mis hermanos, y como nunca me gusto hacer la siesta, mi mama me permitia quedarme levantada, pero calladita, y ademas con una labor en la mano, no me podia quedar a holgazanear, de todas maneras siempre me gustaron las labores.  Una labor, en esos tiempos, lo llamaban, bordar, tejer, coser, estas labores que nos enseñaban en el colegio y algunas de nuestras madres de esa epoca, la mia era muy aficionada a la costura  y al ganchillo.  Yo, herede ese amor por las labores manuales, me encantaba sentarme en un rinconcito con mi bastidor redondo de madera y mi bordado. Mi mama, tiene actualmente 88 años, y esta mañana la he cortado el pelo, y que se puso para proteger su ropa de llenarla de cabellos?  Pues un peinador en batista rosada, bordado en gris, que yo misma borde, fue un regalo que le hize para el Dia de las Madres, era una costumbre muy arraigada en España, cada año preparabamos una labor hecha por nosotras para regalarle a mama en ese dia. El peinador tiene un gran vuelo, y todo alrededor esta bordado con ondas en feston, chiquititas, me llevo muchisimo tiempo para terminarlo, todavia lo puedo recordar.
Estas cosas, estas pequeñas cosas de la vida, son las que nos llenan de alegria, de recuerdos y de momentos muy felices de nuestra infancia.
Dejo mi taza de cafe sobre la mesita de noche y me voy a recostar un rato, para hacer sentir a mis padres que estoy haciendo la siesta.